El chip
Ante la abrumadora mayoría de agoreros y pesimistas que nos encontramos a diario, es una gozada cuando te encuentras con gente entusiasta, emprendedora, vitalista, creadora. Me refiero a esas personas que no pierden el tiempo fácilmente, que siempre están un paso por delante, ideando proyectos de toda índole, tramando una actividad que enriquezca una jornada aparentemente anodina, compartiendo su experiencia con los demás, disfrutando cada instante y sabiendo que –hoy, mañana o pasado- toca seguir creciendo. Y así son, sin ir más lejos, el artífice de este sonoro blog y su entrañable esposa, mi pequeño gran hermano y su fabulosa novia, mi excelsa mujer o el amigo portentoso que dirige “La Fábrica de Experiencias”. Quiero decir que a nuestro alrededor, para hacer frente a la estulticia, tenemos a personas intrépidas, imaginativas, fuera de serie. Y conviene escucharlos, buscarlos por doquier, tomar nota para aprender sus virtudes y exprimir la vida. Por eso, en esta entrega os animo a sonreír y reflexionar con un tipo corriente que se ha convertido en fenómeno mediático gracias a Internet y a su presencia en ese templo catódico que flanquean Buenafuente y Berto. Se llama Emilio Duró, es consultor de empresas y avezado gurú del optimismo. Sobre esta época difícil afirma:
“La palabra crisis quiere decir peligro y oportunidad. Estamos en tiempos de cambio, después del cual el mundo probablemente no será nunca como ha sido, pero al que vamos será mejor. Si nuestros abuelos hubiesen tenido aire acondicionado, calefacción y un televisor hubiesen sido más felices. Hasta casi el 90% de la población española vive de forma mucho mejor que lo que vivían hace 30 años el 10% de la población más rica. Estamos siempre hablando de crisis porque tenemos miedo a lo nuevo, pero el horizonte no es tan negro”.
¿No es fundamental encontrar luz entre tantas tinieblas? ¿Y divertirse trabajando? ¿Y rodearte de personas estupendas? Aún podemos cambiar el chip para no desperdiciar la existencia, que es lo único que nos pertenece…
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