Día de los Inocentes
Llamadme ingenuo. Aún me parece una inocentada el cierre de CNN+, una televisión informativa que ha mezclado el rigor con el entretenimiento de manos de unos profesionales espléndidos. Creí que también era broma la detención del Julian Assange, el artífice de Wikileaks, la red social más cáustica y reveladora que se recuerda frente al Poder. Siento escalofríos al escuchar a los portavoces políticos y el mensaje del Rey: vuelve la crisis por Navidad, todo irá a peor. También me resulta de coña que unos privilegiados secuestren al país desde sus poltronas bien pagadas mientras el Estado decreta la alarma total, fíjate, en pleno puente. ¿Y qué decir de algunos deportistas otrora admirados que se ven envueltos en turbias tramas de dopaje? ¿Y de las cosas que se cuenta Mourinho para justificar su conservadurismo futbolero incluso teniendo a unos jugadores excelentes? A veces, como escribía el poeta, me canso de ser hombre. La realidad supera a la ficción. No sé, me preocupa que mi país castigue al juez que investiga crímenes del franquismo, que sigamos usando los prejuicios adquiridos, que valoremos a los demás por el dinero que manejan o que gente joven y formada piense como probablemente hacían nuestros bisabuelos: sin observar la vida con una mirada crítica, dejándose llevar, justificando lo injustificable. No son inocentadas: es un varapalo a la ética y el compromiso ciudadano. ¿Remontaremos ciertos valores en 2011? Felices fiestas y mucho cachondeo para todos.
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