Un domingo en Madrid
En estos tiempos de crisis -coletilla frecuente desde hace varios años- hemos de reivindicar, más que nunca, el pasatiempo inteligente, el ocio productivo, la evasión entre tantos datos económicos mejorables y variopintas tragedias cotidianas. Así, os propongo un plan asequible para disfrutar de Madrid un domingo cualquiera. Al mítico encuentro con amigos en el Rastro (¿quién no ha quedado a mediodía en la esquina del teatro, frente al otrora gran mercado del barrio?), la juerga sigue con unas tapas suculentas o un exótico menú en el entorno de Lavapiés, crisol de culturas en el corazón de la ciudad. Ahora, tras llenar el buche, queridos lectores de “El silencio Sonoro”, os sugiero un paseo saludable hasta Ópera y un chapuzón literario degustando un café en la librería “La buena vida” (en la calle Valverde, abierta de lunes a domingo de doce a doce). Periódico en mano, revisamos las sesiones de cine y nos acercamos a los Renoir –por aquello de conservar las salas de culto- para reír con “Primos”, esa película redonda del director Daniel Sánchez Arévalo.
Pero si apetece teatro, en el Fígaro nos espera Nancho Novo convertido en “El Cavernícola”: un aluvión verbal cómico a costa de las diferencias históricas entre hombres y mujeres. Un broche seguro a la jornada. Una función para charlar con la pareja: ellas son las que mandan aquí y en la China Popular… ¿Os gustó? ¡Buenas noches y hasta la próxima semana!
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